Los documentales “Songs of slow burning earth” de Olha Zhurbe y “Al Oeste, en Zapata” de David Bim reciben los premios del jurado en la septima edición de MajorDocs mientras que Deuses de pedra ha ganado el premio del público.
El jurado formado por la pensadora Lola López Mondejar, el cineasta Ben Rivers y el artista sonoro Philippe Ciompi ha querido otorgar, por primera vez en las 7 ediciones del festival, un premio ex aequo “porque considera que dos de los mayores problemas de la humanidad: la guerra y la pobreza, están representados en las dos películas premiadas con excepcional acierto y habilidad cinematográfica”.
El jurado ha querido destacar Songs of slow burning earth, de Olha Zhurba, por como documenta “la guerra sin sensacionalismo, cuando las imágenes adecuadas de la guerra son casi imposibles. Song of slow burning Earth nos presenta los márgenes de la guerra y sus consecuencias menos evidentes, así como la vida a la que se obliga al pueblo, con un cinematografía sobria y reservada”.
De Al Oeste, en Zapata, dirigida por David Bim, han destacado cómo “muestra una pobreza tan universal como la humanidad misma. Con imágenes extraordinarias, que se prolongan en el tiempo, el film representa cómo el amor y la ternura se imponen en un medio hostil”.

En esta edición los cortos que han formado parte de Mentorías MajorDocs postulaban a un premio patrocinado por Foto Ruano y el jurado, formado por los cineastas Baleares Constança Amengual, Joan Bover y Xavi Herrero ha decidido otorgar el premio a Vida Injusta de Amaro Seoane.
El jurado ha querido destacar “cómo aborda una realidad difícil mediante una narración trabajada que plantea numerosos interrogantes y una reflexión profunda. Por su mirada real, cruda y a la vez tierna sobre la cotidianidad de los protagonistas, la intimidad de las imágenes y el ritmo del montaje contribuyen a la sensación de autenticidad, configurando un documental duro, cercano y cargado de intención”.
Además han decidido otorgar una mención especial a Feix de Antoni Guiscafrè.
En esta obra el jurado “valora especialmente la coherencia de la propuesta contemplativa. La calidad y belleza de sus imágenes generan una atmósfera sensible y detallada sin recurrir a la palabra. La mirada observacional permite adentrarse en la rutina de un oficio solitario a través de la fuerza de las imágenes”.