Leer es una de las actividades que exigen mayor introspección; un acto silencioso de conexión íntima entre una persona y un texto que estimula un flujo de visiones imaginarias. ¿Cómo capturar entonces el estado mental de alguien que lee? ¿Cómo representar con imágenes un proceso abstracto que contiene a su vez tantas otras figuraciones?
Durante cuatro años, la cineasta argentina María Álvarez acompañó de cerca un grupo de adultos mayores que se reunían en el Café Tribunales desde hace casi dos décadas para leer juntos los siete volúmenes de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. La mayoría de las veces iba sola, como máximo con uno o dos acompañantes, pero ningún equipo grande ingresaba con ella al lugar. No tenía un gran presupuesto, ni equipos sofisticados, tampoco una historia clara de antemano. En realidad, llevaba tan solo una curiosidad genuina y una voluntad que no se podía detener y que se expresa en la atención que presta a los detalles, los rostros, los gestos y las palabras pronunciadas en su filme.
En mi opinión, hay dos cualidades distintivas en el cine de lo real: la paciencia y la perseverancia y creo que esta película las honra a ambas de una manera curiosa, cálida y hermosa a través de un compromiso total con el espacio, los sujetos y la obra que la cimienta. Es estimulante percibir como el método de Álvarez funciona casi como un acto de resistencia frente a los desafíos de productividad, eficiencia y rapidez que lastimosamente acaban contaminando nuestro medio.
Explorando un procedimiento minimalista, cercano e ingenioso —de hecho, se la siente como una pieza hecha a mano—, Álvarez consigue dar una dimensión palpable y cronológica a la monumental serie literaria, pero especialmente a una generación de bonaerenses. El tiempo perdido proyecta la fuerza colectiva de un grupo de lectores que encuentra una especie de refugio en el texto de Proust, imbricando sus propios recuerdos y experiencias con los eventos narrados en la novela de una manera compleja y conmovedora. Lo hacen con tanta pasión, ingenio y humor que me atrevo a decir que, en cierto sentido, este documental solo podría suceder en Buenos Aires.
María Campaña Ramia
Programadora MajorDocs
María Álvarez
Directora
María Álvarez es escritora y directora argentina. Actualmente está realizando “Las cercanas”, última parte de su trilogía documental sobre el tempo y el arte. Esta trilogía comenzó con “Las cinéphilas” (2017), proyectada en 40 festivales en 20 países, y continuó con “El Tiempo perdido” (2020), película que tuvo su estreno mundial en la Sección Oficial de Largometrajes en IDFA y que obtuvo el premio al Mejor Largometraje en la Competición Argentina del Festival de Mar del Plata. Escribió la obra de teatro “Quémese antes de leerse”, galardonada en España con el segundo premio “Fray Luis de León” de Valladolid, publicada en 2016.
Año: 2020
País: Argentina
Duración: 102 min
Idioma: español
Subtítulos: inglés
Dirección: María Álvarez
Producción: María Álvarez, Tirso Diaz-Jares Rueda
Fotografía: Tirso Diaz-Jares Rueda
Cámara: Tirso Diaz-Jares Rueda, María Álvarez
Dirección de sonido: Sofía Straface (ASA)
Montaje: María Álvarez
Producción asociada: Mariano Avellaneda
Música: Rosario Castillo
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