Aunque hoy en día en el cine independiente predomina lo azaroso, la educación de nuestra mirada procede aún de aquellos grandes creadores de formas cinematográficas que diseñaron con maestría el arte de la puesta en escena desde el cálculo y el control.
La aceptación e integración del azar delimita los dominios del autor a favor de una verdad que le trasciende y que espera ser revelada a través de cierta estrategias y dispositivos cinematográficos. Entre la educación del cálculo y la práctica con el azar, nuestras
películas buscan una nueva identidad.