Si cierro los ojos para imaginar un cineasta aparece una figura con una herramienta entre las manos. Es un palo largo, con una malla en su extremo. Y con él intenta atrapar la forma justa, la mariposa, la imagen para decir lo que quiere decir, para compartir la idea, la historia, la emoción que le golpeó. Esta herramienta podría llamarse también escritura. Una escritura que es muchas escrituras y que aparece, desaparece y reaparece a lo largo del proceso creativo, reinventándose constantemente. Una escritura que va y viene entre intuición e intención, que pierde y se pierde, que da y se da. Que se concentra en la búsqueda más que en lo que encuentra, que se apoya en lo que conoce, pero prefiere lo desconocido y escurridizo. Una escritura viva, cómplice, hecha para transformarse y transformar.
Se trataría entonces de entender su naturaleza, medir sus límites, ver por dónde atravesarla, rodearla, entender cómo darle tiempo y poder, aprender a moldearla, escucharla e incluso traicionarla cuando sea necesario.
Síguela por streaming: https://vimeo.com/463500784